Este mes nos vamos a dar un paseo otoñal por la majestuosas e históricas Tierras de Granadilla. Un enclave lleno de patrimonio y naturaleza. La comarca histórica de las Tierras de Granadilla nació con el establecimiento de la Casa de Alba en el siglo XV. Su capital histórica fue la villa de Granadilla, hoy expropiada por el Estado al ser gran parte de sus tierras inundadas por el embalse de Gabriel y Galán. Hasta 1833 incluía también los cinco municipios de Las Hurdes, las villas de La Alberca y Sotoserrano (hoy en la provincia de Salamanca) y la parte occidental de Aldeanueva del Camino (hoy en el Valle del Ambroz).
Nuestro recorrido comienza tras salirnos de la Autovía de La Plata A-66, en Villar de Plasencia e incorporarnos a la carretera que nos llevará hasta la villa de Cáparra, uno de los yacimientos romanos más importantes de Extremadura, donde en breve comenzará una nueva fase de estudio arqueológico y datación de sus elementos.
El otoño nos invita a recordar los tiempos antiguos de las Tierras de Granadilla Cáparra llegó a ser hace 2000 años un municipium de Roma con el emperador Vespasiano, su asentamiento es todavía un poco incierto, es un yacimiento cautivador y espléndido para ser visitado en otoño, con una dehesa al fondo que comienza a entregar sus primeros pastos y sus bellotas. Un gran espectáculo para la vista.
La ciudad en época romana fue un gran nudo de comunicación para el norte y el sur, entre Artúrica Augusta (Astorga) y Emérita Augusta (Mérida), que formaba la Vía de la Plata. Este esplendor de la Lusitania se pone de relieve en los restos arqueológicos encontrados en sus yacimientos, con zonas monumentales y edificaciones públicas.
El viajero puede visitar el lugar siguiendo un itinerario marcado y explicativo que comienza en su centro de interpretación, en una de las tres necrópolis descubiertas hasta el momento. La señalización te adentrará en los restos del anfiteatro y la puerta oeste.
Una vez dentro de la zona amurallada nos encontramos con el Arco de Cáparra, símbolo indiscutible de esta población romana y testigo de mil batallas. El monumento se encuentra muy bien documentado, gracias a las inscripciones conservadas en él y en concreto a una que está en el pilar de la derecha del frente sur del arco, en la que se alude a Marcus Fidius Macer, a un nuevo Fidius Macer, así como a Bolosea, hija de Pellus, su mujer. Dando lugar a una estructura cuadriforme única en la Península Ibérica. En cuanto a la fecha de su erección, se le sitúa en la época Flavia, a finales del siglo I.
Cruzando la calzada mayor o Vía de la Plata, damos paso al foro, un espacio abierto que fue centro político y religioso de la ciudad, en él se contemplan restos de los edificios principales: la curia, la basílica y otros templos.
También se pueden observar las conducciones de aire caliente, la palestra destinada al ejército, las termas y otros edificios, todos abiertos al decumano. En esta vía todavía se encuentran parte del enlosado de la Vía de la Plata.
Terminada la visita y tras cruzar el puente de Cáparra nos dirigimos a Zarza de Granadilla, para luego tomar una pequeña carretera que nos adentra en unos inmensos pinares para llegar a la villa medieval de Granadilla.
Este Conjunto Histórico-Artístico fue declarado en 1980 y fundado en el siglo IX por los musulmanes. La población fue expropiada por el Estado a mediados del siglo XX y obligada a dejar las tierras bajo la amenaza de inundación del nuevo embalse de Gabriel y Galán. Una situación muy complicada y dolorosa para sus pobladores.
Granadilla es hoy día un centro despoblado de gran interés turístico e histórico. Lo más destacado de este enclave son sus murallas almohades que servía de protección para todos los que hacía la Vía de la Plata. En la zona alta todavía hay restos de una alcazaba que años más tarde pasó a ser un castillo cristiano, ya en la Edad Media. Si la visitas en los atardeceres otoñales, se enamorarán de sus vistas, desde esta atalaya se contempla todo el pueblo, la lámina de agua de Gabriel y Galán, y gran parte de las serranías de Las Hurdes y del Valle del Ambroz.
En el interior de la muralla se conservan varias casas o antiguos palacetes, como el Ayuntamiento, la casa Cuartel de la Guardia Civil, que data del siglo XVI, el Juzgado o la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, edificación del siglo XVI.
Granadilla también es una ventana para la observación de aves. Las grullas son las más numerosas, pero se pueden avistar cigüeñas blancas y negras, así como varias clases de anátidas y otras aves acuáticas.
El embalse es también un lugar de ocio y tiempo libre, en él se programan rutas en barcos y se realizan competiciones de deportes de élite. En época de verano sus aguas sirven para refrescar al visitante del calor, para ello hay zonas habilitadas. La dehesa es otro atractivo más de esta visita por Tierras de Granadilla, llanuras inmensas llenas de encinas y alcornoques, por donde pastan libremente las ganaderías de vacuno, caprino y ovino más destacadas de Extremadura. Sin olvidar a los cerdos ibéricos.
Marciano Martín Castellano – HERVÁS (Cáceres)